Cuánto podemos seguir aprendiendo a saber que no todo se controla y en qué momento dejamos de tensar para entonces poder soltar.
Que agobiante y cansado sentir que siempre podemos controlar la vida y los hechos que lleguen a surgir cuando la dicha de vivir es justo ser sorprendidos por aquello que nos hace aprender y crecer; de disfrutar todo aquello que no podemos predecir..
Que agridulce se vuelven tantas eventualidades dónde de inicio no podemos entender el caos que nos agobia, pero que al final disfrutamos el entendimiento del resultado..